No cabe duda de que las TIC han llegado a nuestras vidas para
quedarse; ya nadie se imagina su vida sin un Smartphone o sin un
ordenador portátil. Aunque
soy muy aficionada a las TIC, me considero un tanto reacia al hecho de leer a
través de la pantalla, y me siento mucho más a gusto leyendo un libro o algo
que esté impreso; es por eso que me ha parecido curioso el dato que da la
autora sobre el autor Nicholas Carr y sobre el estudio que demuestra que un
lector, al enfrentarse a un texto en formato digital, no lee más de 200
palabras; yo me considero una lectora de este tipo, ya que leer en el ordenador
me cansa y no me motiva; no obstante, estoy de acuerdo con la autora en que
esto no quiere decir que se lea o se escriba menos, sino que con la llegada de
las TIC se lee y se escribe más, pero de otra forma y en otros formatos.
Después de esta breve introducción, la autora ya nos introduce en
el tema de la alfabetización digital, y nos habla de dos enfoques: el
tecnológico, y el comunicativo, social y participativo. Hace algún tiempo se
entendía alfabetización digital como saber usar y desenvolverse con estas
nuevas tecnologías (incluso hoy en día se sigue utilizando la expresión “soy un
analfabeto digital”), pero con el paso del tiempo, y debido al auge de estas
tecnologías y a su introducción en nuestras vidas, este término se ha ampliado
considerablemente.
Reconozco que no soy demasiado experta en el tema de las TIC, y
tampoco conocía mucho acerca del término de “alfabetización digital”, y me ha
sido muy útil conocer las diferentes acepciones de este término para diferentes
organizaciones como la Unión Europea o la UNESCO.
Otro punto que me ha resultado muy interesante, ya que creo que
como docentes es un tema indispensable, es el punto 4, en el que se habla de la
competencia digital en la escuela; cualquier profesor que cuente entre sus
alumnos con personas jóvenes, debe saber, como bien dice el texto, que “han
nacido y crecido, desde la escuela hasta la universidad, con internet”. Es por
esto que creo que es conveniente que el docente, ante un alumnado de este tipo,
se intente adaptar a sus necesidades y motivaciones. Si nos enfrentamos a
nativos digitales, sería muy recomendable intentar hacer uso de las TIC en
clase, utilizarlas como herramientas para el aprendizaje de la lengua,
convertirnos en “un joven más”, y así conseguiremos que nuestros alumnos estén
mucho más motivados. Una idea que se me ocurre, que he aprendido en esta
asignatura de TIC (entre muchas otras ideas), es el uso de la aplicación Socrative con un alumnado adolescente o joven. ¿Qué profesor no se ha encontrado
con la mayoría de sus alumnos haciendo uso de su móvil en clase? La mayoría de
los jóvenes no aguanta más de una hora sin usar su móvil; entonces… ¿por qué no
usarlo en clase como una herramienta más de aprendizaje?
No obstante, y como bien dice la autora, el hecho de que el
público joven sepa manejar todos los dispositivos digitales y todas estas TIC
sin ninguna dificultad, no quiere decir que sepan qué recursos usar con ellos
ni cómo sacarles rendimiento en su aprendizaje; es aquí donde, en mi opinión,
entra el papel del profesor como guía para poder aprovechar estos recursos. El
profesor debe formarse en este campo para poder introducir estos elementos en
sus clases y guiar así al alumno. Como
indica la autora, formarse en este campo no es fácil, ya que las TIC cambian
continuamente, y el profesor no debe pensar que no es necesario formarse o
investigar por el simple hecho de que sus alumnos ya sepan manejar todas estas
herramientas.
Este artículo me ha parecido muy
interesante como una introducción al tema del uso de las TIC en el aula. Creo
que puede ser un punto de partida para que el profesor comience a investigar,
indagar, y hacer uso de esta fuente de recursos inagotable en su clase de ELE.
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